Crimen Desorganizado, S.A.
“Sabor a fuel” había sido retirado del mercado cuatro años atrás, poco después de ser descubierta su elocuente “negrura”. El Comité Central creía haber dado por destruidas todas las copias y ejemplares del libro, además de que el autor del libro había sido puesto a disposición judicial y posteriormente vetado. Así, pues, en un principio se hizo extraño el hecho del hallazgo de aquel ejemplar en la biblioteca de la Facultad; no obstante, suponía un hecho factible, ya que era conocida la proliferación de mafias negras y de ciertos individuos que se ganaban la vida recuperando novelas y fanzines que habían sido retirados del mercado por presunta “negrura”. En muchas ocasiones, eran estos mismos escritores “negros” los que editaban nuevos ejemplares y los vendían a precios astronómicos en el mercado negro. Ahora, por tanto, se unía el hecho de que se hubieran encontrado más ejemplares, lo que hacía suponer que un “negro” o algún otro individuo con probabilidades mercantiles y mafiosas había montado un nuevo engranaje para hacer proliferar su negocio sucio.
Begoña Mataporros continuó dando sus explicaciones sobre el caso al comisario y a Léxico, que escuchaban atentamente:
-Como ya le he dicho, cuando le vi el otro día pensé que usted era de estupefacientes, y por eso salí a toda hostia... Y en cuanto a lo del “tocho”, como le he dicho me lo regaló mi papi, hará un mes. Lo que ya no tengo ni idea es dónde lo compró o quién se lo dio.
-Muy bien, preciosa... –contestó sonriente Hiato-. No sé por qué, pero te creemos. El único dato, pues, que deberías facilitarnos en este preciso instante es el paradero de tu estimado papi, para hacerle algunas preguntitas al respecto...
-¡Ufff...! Pues va a ser chunga la cosa... –contestó-. Más que nada, porque no tengo ni pajolera idea... Siempre es él el que me llama, y casi siempre quedamos en mi “keli”. ¡Ah, bueno! Me acabo de acordar de una cosa... Tengo unas entradas para ir mañana a “Crónicas Prusianas”, ya que, como supongo sabrán, mi viejo es colaborador habitual del “pograma”, y me consigue un par cada semana...
-Ahá... –intervino Léxico-. O sea, que mañana tú y yo nos iremos a ver un rato la tele en directo, ¿no es así?
-Bueeeeeno... –contestó fastidiada-. Tendré que decirle a mi colega Pili que he ligado y me voy con el mismísimo Philip Marlowe al programa...
-¡Pero qué mona que eres, nena!
-¡Oye, no te pases, capullo! ¿A que te meto?
-Menos lobos, caperucita... –inmediatamente, Léxico sacó un revólver de su gabardina y apuntó a un metro de su cara. Con expresión implacable introdujo su dedo índice por la ranura del gatillo que, a continuación, apretó, accionando una palanca que permitió salir del cañón de la pistola de juguete una banderita con la inscripción “¡Bang!”.
-¡Hijo puta! -espetó Begoña, con cabreo.
Mientras el comisario Hiato y Léxico continuaban riendo, éste sacó otro revólver del costado izquierdo de su gabardina, y retomando una firme expresión , se dirigió a la sospechosa:
-Recuerda que tu calidad de sospechosa sigue en vigor, así que espero no se te ocurra ninguna tontería, porque éste –señaló el revólver- sí es de verdad... Así que espero te portes bien mañana...
-Claro que sí, mam..., digo, agente...
Franz_126
-Ahá... –intervino Léxico-. O sea, que mañana tú y yo nos iremos a ver un rato la tele en directo, ¿no es así?
-Bueeeeeno... –contestó fastidiada-. Tendré que decirle a mi colega Pili que he ligado y me voy con el mismísimo Philip Marlowe al programa...
-¡Pero qué mona que eres, nena!
-¡Oye, no te pases, capullo! ¿A que te meto?
-Menos lobos, caperucita... –inmediatamente, Léxico sacó un revólver de su gabardina y apuntó a un metro de su cara. Con expresión implacable introdujo su dedo índice por la ranura del gatillo que, a continuación, apretó, accionando una palanca que permitió salir del cañón de la pistola de juguete una banderita con la inscripción “¡Bang!”.
-¡Hijo puta! -espetó Begoña, con cabreo.
Mientras el comisario Hiato y Léxico continuaban riendo, éste sacó otro revólver del costado izquierdo de su gabardina, y retomando una firme expresión , se dirigió a la sospechosa:
-Recuerda que tu calidad de sospechosa sigue en vigor, así que espero no se te ocurra ninguna tontería, porque éste –señaló el revólver- sí es de verdad... Así que espero te portes bien mañana...
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