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el expreso de medianoche

Crimen Desorganizado, S.A.

Crimen Desorganizado, S.A.

Léxico estuvo charlando durante un rato con Berta, la joven que le había ayudado, la cual se preguntaba el porqué del incidente ocurrido. Léxico le explicó que era un detective del cuerpo de delitos literarios. Estuvieron un rato charlando amenamente, hasta que por fin apareció el tan esperado taxi que buscaba Léxico. Se despidieron, se intercambiaron teléfonos, y Léxico le prometió invitarle a tomar un café en mejor ocasión.

         Subió, pues, al taxi, y le dio las señas para dirigirse a los estudios de Telebrinco, situados a las afueras de la ciudad. Durante el trayecto, Léxico estuvo meditando y recordando todos los incidentes y descubrimientos de aquel ajetreado y desafortunado día, a la par que rezaba porque no quisiera el azar que su trayecto en taxi discurriera con algún otro tipo de accidente.

        Por suerte, sus plegarias dieron resultado, y el taxi llegó a su destino hacia las once y cuarenta y cinco minutos. Pagó al conductor y éste, amablemente, le ayudó a bajar del automóvil. A unos metros de la entrada descubrió al comisario Hiato y a Begoña Mataporros que, al unísono, acudieron a su reencuentro. 

        -Pensábamos que no llegabas... –apreció el comisario-. Venga, que te ayudaremos. Hay que darse prisa, el programa está a punto de comenzar... Por cierto, ¿qué diablos te ha ocurrido?

        -Es un asunto que requiere una larga explicación... –contestó Léxico-. Ya se lo contaré en otro momento... 

        Begoña y Hiato le acompañaron hasta la entrada. Allí, el comisario les dejó, y dijo que les esperaría en la cafetería. La estudiante y Léxico se dirigieron hacia la puerta donde se hallaba un esbirro que hacía de taquillero. Begoña sacó las entradas de su bolsillo y se las entregó al tipo.

        -Hum... Llegan ustedes un poco tarde... –informó-. El programa hace rato que ha comenzado. No sé si les podré dejar pasar... 

        -Oye, gorila... –saltó Begoña-. ¿Sabes quién soy yo? Pues soy la hija de Coto Mataporros, colaborador habitual de este programa. Así que como no te portes bien, quizá tu puesto de trabajo pueda verse en peligro...

        Enseguida, el tipo se excusó con reverencias, recogió las entradas y les rogó que pasaran adentro. Léxico sonrió ante la perspicaz reacción de Begoña, la cual le correspondió con un simpático guiño. 

        Un azafato les acompañó hasta dos asientos situados en la parte trasera del plató. Se sentaron y comprobaron que el programa estaba en marcha. Asimismo, Léxico comprobó que en el set de invitados comenzó repentinamente a armarse un guirigay digno de contemplación.

        -Te he dicho mil veces que no me levantes tu puta voz, periodistucha de tres al cuarto... –se escuchó decir en tono tranquilo a Coto Mataporros. 

        -¡Anda ya! –saltó una conocida periodista, llamada Karmele Boyante-. ¡Quién te crees tú que eres! ¡Lo único que eres es un drogata de mierda, capullo!

        -¡Mira, pedazo de zorra...! –tanteó Mataporros, en un tono de voz un tanto más elevado-. Como empiece a soltar por esta boquita todos tus líos de boyera y con las famosas gachís con que te has acostado, creo que vas a salir perdiendo... 

        -¿Ah, sí? –contestó impávida la periodista-. Pues hablando de líos de faldas, tengo una exclusiva. Tu tan querida y protegida Carmen Solares le puso los cuernos hace unos días a su querido marido Jaime Rostros, con el famoso futurólogo Massel. Y para demostrarlo, traigo aquí unas fotos y unos documentos que...

        -Tú no vas a demostrar nanai de nanai, payasa... Que eres una payasa... –interrumpió Mataporros. 

        -¡Oye, capullo! –saltó, en esta ocasión, otro de los contertulios, que daba la casualidad de ser un ex policía venido a paparazzi-. Tú le vas a dejar enseñar las fotos o sino cuento tus líos de tráfico ilegal.

        -Ni se te ocurra pasarte un pelo, cabroncete, que te curro... 

        -¿Ah, sí? ¿Tú y cuántos más?

        Mientras los dos contrincantes se levantaban y se disponían a una pelea en directo, otros de los contertulios trataban de separarlos, incluido el moderador del programa. No obstante, se pudo apaciguar los ánimos de los púgiles, ya que, a continuación, otro de los colaboradores se puso a hacer un strip-tease integral en medio de los aplausos y el coro del público y de todos los presentes. Al cabo de esto, salió un tipo que comenzó a lanzar tartas a los contertulios, mientras otro participante se metía una lombriz por la nariz.

        Begoña tuvo que despertar a Léxico hacia el final del programa, ya que el espectáculo hacía tiempo que le había aburrido. Así que despertó, y una vez concluido el show, se dirigió junto a Begoña para hablar con el personajillo de Coto Mataporros.

Franz_126

 

1 comentario

Chajaira -

Parece que la cosa se complica y tomo aires humorístico-agresivos, estoy impaciente por vislumbrar ese delito.