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el expreso de medianoche

Crimen Desorganizado, S.A.

Crimen Desorganizado, S.A. A primera hora de la mañana se plantó Léxico en el despacho de la decana, con la intención de averiguar el horario de Begoña. No obstante, tuvo que esperar media hora hasta que la señora apareció para abrir la puerta de su despacho. Al ver a Léxico, la decana se sorprendió –o tal vez, podría decirse, se despertó-; aunque enseguida reconoció al detective y le invitó a que pasara.

-Bueno, y dígame detective... –escrutó con expresión anodina-. ¿Cómo va el caso? La verdad, pensaba que ya estaba todo resuelto...

-Ojalá, señora... –susurró cansinamente Léxico-. Lo cierto es que mi visita se debe a mi interés en conocer unos datos que usted podría proporcionarme, con la esperanza de hallar a un importante sospechoso. Bueno, en este caso, sospechosa... Se trata de Begoña Mataporros...

-Hum... Veamos qué se puede hacer...

-¿Podría usted de alguna manera saber el horario de esta estudiante?

-¡Oh, claro! –contestó aliviada la decana-. Tan sólo hace falta que llame a Úrsula, la secretaria...

Mientras la decana hacía dicha llamada desde su teléfono, Léxico se entretuvo echando unos tragos a su negruzca petaca y mirando las fotos de los viajes del paso de ecuador de diferentes promociones, que colgaban de las paredes. Se fijó en una en la que un grupo de estudiantes manteaba a la señora decana en la pista de una discoteca. Al cabo del rato, la decana colgó el auricular y se dirigió a Léxico:

-Ahora mismo me envían el fax, agente... Por cierto... –hizo una mueca de intriga-. Desde el primer día que le vi me he preguntado qué líquido contiene esa petaca de la que usted bebe...

-Señora... –comenzó con sonrisa misteriosa Léxico-. Ese es un secreto profesional que procuraré guardar hasta la tumba...

A los pocos minutos, la decana recibió el fax, y dispuso del horario de la estudiante. Se lo mostró a Léxico, y éste se dirigió de nuevo a la decana y le hizo una petición:

-Dígame... ¿Podría usted hacerme un favor?

-Por supuesto... –respondió presta la decana-. Siempre que esté en mis manos...

-Verá... Según parece, Begoña tiene una clase de Movimientos Literarios a las diez y cuarto, es decir, de aquí a veinte minutos. ¿Podría usted conseguir que al finalizar la clase se presentara aquí, en su despacho?

-Pues... sí –respondió-. Creo que no habría inconveniente... Ya sé. Llamaré a la sala de profesores y preguntaré por Don Herminio. Creo que es el profesor de Movimientos... Le diré que informe a la señorita Mataporros para que acuda de inmediato a mi despacho.

-¡Perfecto, señora! Es usted un primor...

-Vamos, agente... –contestó coqueta-. Me sonroja usted...

Franz_126

1 comentario

Chajaira -

¿Acabarán la Sra. Decana y el desconcertante Léxico suspirando sobre la mesa del despecho?
¿Será la veloz Mataporros el eje de esta trama? hummm...