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el expreso de medianoche

Crimen Desorganizado, S.A.

Crimen Desorganizado, S.A. De vuelta a Barmolona echó una cabezada en el asiento clase turista del avión. Le dio tiempo a soñar: soñó con una gran mansión rodeada de palmeras. Se encontraba acostado en una tumbona, junto a una piscina de agua negra; en ese instante se incorporó, notando cómo las aguas de la piscina comenzaban a arremolinarse en forma turbulenta; a continuación, del fondo de las aguas surgió una enorme cabeza de toro; un toro enfurecido, que pretendía dirigirse hacia donde él se encontraba. De manera misteriosa e increíble –como suele suceder en los sueños- se le apareció una cadena a la altura de su cabeza; alzó su mano y empuñó el mango de la cadena; tiró hacia abajo y, de manera instantánea, las aguas de la piscina fueron succionadas por una pequeña rendija situada en el fondo: por allí se fueron las aguas, junto con el astado monstruo, que gemía suplicante mientras la impasible rendija le succionaba. Se giró hacia la mansión y, en aquel momento, una bella dama salía por la puerta que daba al jardín; se dirigió hacia él y ambos se fundieron en un gran abrazo.

        Al llegar al aeropuerto, tomó un taxi que le condujo directamente hasta el Comité Central. Bajó junto al edificio y se dirigió hacia la puerta metalizada: 

        -Agente Diéresis-U. Contraseña: ¡Abre, cojones, que luego te tengo que invitar a unas cañas!

        Subió hasta la quinta planta y se dirigió al despacho del comisario Hiato. Al reencontrarse, el comisario se dirigió hacia Léxico para darle un efusivo abrazo. 

        -¡Hombre, Léxico! ¡Mi mejor hombre...! –expresó con orgullo el comisario-. ¡Cuánto me alegra verte de nuevo!

        Se sentaron frente a frente. El comisario se dirigió de nuevo a Léxico. 

        -Y dime... ¿Qué tal se encuentra... bueno... tu Adelita?

        -Mucho mejor, parece... –respondió Léxico-. Ayer mismo la trasladaron al hospital de la ciudad. Estoy deseando verla de nuevo... 

        -Hum... –apreció pensativo-. ¿No te me estarás enamorando, Bebo...? Ja, ja, ja...

        -¿Enamorarme? ¿Amor? No, no... Yo no entiendo de eso, señor... –expresó entrecortado Léxico. 

        -Ja, ja, ja... Bueno, líos de faldas a parte, te pondré un poco al día de la resolución del caso, que tan solventemente has resuelto, como siempre...

        -Soy todo oídos, comisario... 

        -Bien. Bueno, en primer lugar, me alegra informarte que el tal pajarito Li Jung So ya ha sido cazado.

        -Estupenda noticia... 

        -Sí. La policía le localizó en el aeropuerto, tratando de huir; no sirvió de nada su documentación falsificada...

         “Bueno, por otra parte, Julián Guñoz ya está en la cárcel, a la espera de ser juzgado por instigador y autor de crimen literario. Creo que nos hemos hecho con todos los ejemplares, y los mismos ya han sido incinerados... 

         “Por su parte, todos los trabajadores ilegales que tenía a su cuenta también serán juzgados, incluido don Julio Ermita, padre, que colaboró fervientemente en la producción del crimen, sobretodo con sus medios económicos...”

        -Hum... Ya veo... –consideró Léxico-. Pero, dígame, comisario... ¿Fue él quién puso el ejemplar en la mochila? Hay algo que se me escapa... 

        -No, para nada... –rectificó el comisario-. Digamos que todo el asunto fue una mera casualidad que, por cierto, nos prestó una importante vía para encontrar al culpable. Resulta que todo lo que nos contaron desde Begoña Mataporros hasta el mismo Ermita era cierto; con la salvedad de que Ermita no sabía que el padre de Begoña le había regalado a ella precisamente ese libro... Gracias a tu pericia, no descubrió en un principio que lo que se hallaba dentro de esa mochila era uno de los libros ilegales que junto a Guñoz estaban tratando de distribuir por todo el país. Así que pensó que se trataba de un tema de drogas; hasta que Begoña habló con él más tarde y le informó (sin tener conocimiento de su colaboración en el crimen) sobre el caso. Ermita hizo saltar la alarma: informó a Guñoz y, éste ordenó a sus hombres que trataran de impedir que se descubriera su asunto; también ordenó a Li Jung So que tratara de impedir la marcha de tu investigación como fuera...

        Léxico se quedó pensativo un instante. Una vez aclarado todo, decidió despedirse del comisario y dirigirse a su casa: se merecía un descanso. Mañana sería otro día.

Franz_126

1 comentario

Chajaira -

¡Qué salvaje y valiente este Léxico! la verdad que imaginármelo lleno de sueros con los enfermeros y la ambulancia, me dio mucha risa.
Sin duda has creado un personaja de lo más singular y una historia muy orignal, parodiando a personajes reales del mundillo cotilla televisivo.
Mi admiración con vos.

Un beso hoy y mañana será otro día