Crimen Desorganizado, S.A.
Léxico llegó hasta la puerta de entrada del Comité Central. A simple vista, el edificio no presentaba ningún rasgo distintivo, y su puerta metálica semejaba la entrada de una fábrica. Llamó al timbre y a continuación dijo:
- Agente Diéresis-U. Contraseña: ¡Abre, cojones, que no estoy para milongas!
Acto seguido, el sistema mecánico de la puerta se accionó, y Léxico entró en el edificio. Pasó por un estrecho y desierto corredor hasta llegar al fondo, donde subió a un austero ascensor que le llevó a la quinta planta. Salió del ascensor y se dirigió a la segunda puerta a la derecha, donde leyó el cartel: Jeremías Hiato, Comisario-jefe del Departamento de Crímenes Literarios. Llamó a la puerta y, al instante, una voz instó desde dentro:
-Adelante... invitó una voz de barítono.
Léxico entró en el despacho y comprobó cómo el comisario estaba postrado en su sillón con los pies sobre la mesa. El sobrepeso de su físico dificultó su incorporación, aunque, acto seguido, pegó un mordisco al melocotón que tenía en su mano e hizo un rebujo del conjunto de manjares que se esparcían por su escritorio, mezclados por entre montañas de documentos y legajos apilados desordenadamente. Con expresión de ababol, el comisario se incorporó y ofreció una silla a Léxico.
-Perdona el desbarajuste del despacho, pero es que acabo de llegar de una convención de detectives de escritores negros y no he probado bocado desde hace ocho horas....
-No se preocupe, comisario... respondió campechano Léxico.
A continuación, Léxico expuso al comisario Hiato los detalles sobre la investigación, y preguntó si se sabía algo sobre el paradero de Julio Ermita.
Al cabo de unos minutos, el comisario buscó en su ordenador todos los datos posibles. Luego hizo varias llamadas, y mientras Léxico apuraba su petaca, se dirigió a éste.
-Pues, ciertamente, que es éste un caso intricado per se. Me pregunto qué tendrá que ver ese Ermita en todo esto. En fin... bufó, haciéndole entrega de varios folios-. Aquí tienes un poco de información sobre el tipo en cuestión, junto con la dirección de sus cinco casas y dos mansiones. ¡Ah! Y el número de su más reciente teléfono móvil... Dale las gracias a Teo, que es el encargado de estas cosillas...
-Muy bien, comisario contestó Léxico-. Enseguida me pondré a ello. Hasta la vista se despidió, saliendo por la puerta del despacho.
Franz_126
- Agente Diéresis-U. Contraseña: ¡Abre, cojones, que no estoy para milongas!
Acto seguido, el sistema mecánico de la puerta se accionó, y Léxico entró en el edificio. Pasó por un estrecho y desierto corredor hasta llegar al fondo, donde subió a un austero ascensor que le llevó a la quinta planta. Salió del ascensor y se dirigió a la segunda puerta a la derecha, donde leyó el cartel: Jeremías Hiato, Comisario-jefe del Departamento de Crímenes Literarios. Llamó a la puerta y, al instante, una voz instó desde dentro:
-Adelante... invitó una voz de barítono.
Léxico entró en el despacho y comprobó cómo el comisario estaba postrado en su sillón con los pies sobre la mesa. El sobrepeso de su físico dificultó su incorporación, aunque, acto seguido, pegó un mordisco al melocotón que tenía en su mano e hizo un rebujo del conjunto de manjares que se esparcían por su escritorio, mezclados por entre montañas de documentos y legajos apilados desordenadamente. Con expresión de ababol, el comisario se incorporó y ofreció una silla a Léxico.
-Perdona el desbarajuste del despacho, pero es que acabo de llegar de una convención de detectives de escritores negros y no he probado bocado desde hace ocho horas....
-No se preocupe, comisario... respondió campechano Léxico.
A continuación, Léxico expuso al comisario Hiato los detalles sobre la investigación, y preguntó si se sabía algo sobre el paradero de Julio Ermita.
Al cabo de unos minutos, el comisario buscó en su ordenador todos los datos posibles. Luego hizo varias llamadas, y mientras Léxico apuraba su petaca, se dirigió a éste.
-Pues, ciertamente, que es éste un caso intricado per se. Me pregunto qué tendrá que ver ese Ermita en todo esto. En fin... bufó, haciéndole entrega de varios folios-. Aquí tienes un poco de información sobre el tipo en cuestión, junto con la dirección de sus cinco casas y dos mansiones. ¡Ah! Y el número de su más reciente teléfono móvil... Dale las gracias a Teo, que es el encargado de estas cosillas...
-Muy bien, comisario contestó Léxico-. Enseguida me pondré a ello. Hasta la vista se despidió, saliendo por la puerta del despacho.
Franz_126
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