Blogia
el expreso de medianoche

Crimen Desorganizado, S.A.

Crimen Desorganizado, S.A. Gracias a la información proporcionada por Teo, Léxico pudo localizar a aquel zascandil de Julio Ermita senior. Concertó una visita en su casa de veraneo de Marvela, diciéndole que se trataba de una entrevista para organizarle un homenaje concurrido por las altas esferas de la “jet set”.

Tomó un vuelo directo hasta la ciudad de la Costa del Gol y, una vez llegados al aeropuerto, cogió un taxi que le llevó hasta la urbanización “Los Rosales”. Bajó en las inmediaciones de una calle custodiada por anchas palmeras y se dirigió al número veinticuatro de la avenida “Talytal”. Se halló ante la verja de una enorme y atildada mansión rodeada por un frondoso jardín. Llamó al timbre y un trajeado mayordomo le abrió la puerta.

-Buenos días: soy Carlo Léxico. Tengo una entrevista concertada con el señor Ermita.

El mayordomo, sin pronunciar una palabra, hizo un gesto invitándole a entrar e instándole a que le siguiera. Cruzaron el jardín. Entraron en la casa, pasando por un ancho y largo pasillo que les condujo hasta otro jardín situado en la parte trasera de la casa. El mayordomo hizo un gesto señalando hacia una piscina sombreada por frondosos pinos. Léxico se dirigió hacia allí, comprobando como tres exóticas morenitas masajeaban y acariciaban sensualmente al tipo que se hallaba tendido en una tumbona. Léxico emitió un educado carraspeo, advirtiendo de su presencia:

-Ejem...

El tipo aupó su testa y, observando a Léxico se incorporó, deshaciéndose de las torneantes manos que moldeaban su cuerpo.

-¡Ups! ¡Hola! –saludó el viejo incorporándose de nuevo con la ayuda de aquellas lubricantes manos-. Julio Ermita, para servirle... Disculpe, pero es que estoy un poco lastimado... El otro día me hice un mal gesto en las cervicales y me estaban curando un poco... Bueno, supongo que es usted el periodista que me llamó el otro día, ¿no?

-Más o menos... –contestó Léxico estrechando la mano del ricachón-.

Léxico reveló su verdadera identidad; no obstante, pensó una treta y le comunicó que era un agente de estupefacientes, dando a Ermita las razones de su supuesta investigación: andaban buscando al dueño de una mochila hallada en la Facultad de Letras de Barmolona y que contenía varios paquetes de heroína; le informó, con cierta expresión de recelo, de que todos los números le apuntaban a él como su propietario. Mientras el anciano parecía escuchar aturdido la historia, se calzó unas zapatillas de algodón, aún por estrenar, que le trajo una de aquellas mulatas sirenas. Tras escuchar atentamente al detective, se dirigió a éste arrugando la cara:

-Pues, en verdad, que es un caso raro, raro, raro... –apreció, haciendo vibrar con contundencia las erres-. Bueno, acompáñeme al salón de casa y allí le cuento, y de paso le invito a un agua mineral. Disculpe que no pueda ofrecerle un whisky, pero es debido a mi reciente paupérrimo estado económico... Ya sabe, las apuestas, los juegos de azar y eso...

Léxico sonrió forzadamente y siguió al viejo, observando con pasmo el cinismo de aquel caradura.

Franz_126

1 comentario

Chajaira -

Qué malo eres, tus entregas son demasiado cortitas, cuando cojo carrerilla ya me dejas sin camino para seguir. En fin, eso es bueno porque logras mantenerme y entuciasmarme, esperaré, pero te advierto que de alguna manera obtendré la venganza.